Se reúnen a jugar
están realizados de viento
uno se pone a contar
los otros conocen el juego.
Todos se esconden ya está
de repente un gran estruendo
un globo de doce pulgadas
se escondió en el costurero.
Sintió como se clavaba
hasta el fondo de su cuerpo
el acero afilado y frío
de un alfiler que certero
le espetó cual un pinchito
moruno con carne de helio.
Pero pronto y al rescate,
vino un globo curandero
le puso una enorme tirita
y lo llenaron de nuevo...
cien, que voy a buscaros,
yo espero aquí, dijo él, sereno
que tengo tan mala suerte
que no vaya a ser que un fuerte
viento me quite de en medio.